Las casas vecinas de Casa Batlló también son magníficas obras de arquitectura

En Barcelona se encuentran desfilando magníficas edificaciones, que junto a Casa Batlló diseñada por Gaudí, hacen de Paseo de Gracia un gran legado arquitectónico.
Edificación en España.
Las casas vecinas de Casa Batlló también son joyas arquitectónicas.fotoVoyager / Getty Images

En el Paseo de Gracia, en Barcelona, se encuentran increíbles casas vecinas a Casa Batlló. Conocido como la Manzana de la discordia, se trata de un eje principal en la ciudad, cuyo plan urbanístico comenzó en 1860. En el siglo XIX la calle fue un paseo para peatones y coches de caballos, pero a partir del siglo XX se transformó en una avenida principal para los automóviles. Su historia relata la manera en que familias adineradas se asentaron en esta zona y empezaron a comisionar a destacados arquitectos la transformación de sus residencias, que con el paso del tiempo se volvieron un legado arquitectónico internacional.

Sobre la avenida se encuentra Casa Batlló, una de las residencias más conocidas y reformada por Antoni Gaudí, sin embargo, no es la única que destaca. En aquella época era evidente la pronunciada competencia que había ente los arquitectos por los premios urbanísticos del Ayuntamiento de Barcelona, es por ello que a este tramo se le denominó la Manzana de la Discordia; son cuatro residencias, que junto a Casa Batlló, le dieron a Paseo de Gracia un desfile de edificaciones dignas de admiración y asombro.

Casa Amatller en Paseo de Gracia, BarcelonaUnsplash

La fachada escalonada de la Casa Amatller

Casa Amatller es la primera de estas casas vecinas en la Manzana de la discordia. El empresario y fotógrafo Antoni Amatller adquirió en 1898 un inmueble de Paseo de Gracia que se había construido en 1875 y encargó al arquitecto Josep Puig i Cadafalch diseñar su casa y estudio de fotografía, que debía procurar una planta independiente debido al riesgo que había en el manejo de los materiales de revelado. Fue entonces, que el arquitecto propuso una variedad de elementos constructivos y ornamentales de diferentes alturas, creando un efecto asimétrico en la fachada.

Esta parte del diseño sobresale de sus otras residencias vecinas, pues su remate escalonado de vista a la avenida es una de las admiradas en la ciudad. Josep Puig i Cadafalch retomó algunos estilos arquitectónicos donde el estilo gótico y románico se reflejan en una fachada cargada de elementos decorativos y simbolismo, pues el arquitecto diseñó un sistema iconográfico alusivo a la familia Amatller; esto se ve reflejado en los esgrafiados de ramas, las esculturas y en lo que parece ser, escudo familiar.

Fachada de Casa Lleó i MoreraUnsplash

La peculiar cúpula de Casa Lleó i Morera

El diseño de esta obra fue a partir de una construcción preexistente, que primero fue propiedad de Francesca Morera Ortiz, quien encargó una reconstrucción a Lluís Domènech i Montaner en 1902. La casa fue de la familia durante tres generaciones, lo que permitió conservar finos acabados de marquetería de gran calidad artesanal en los interiores y el mobiliario a cargo de la Casa Busquets y las esculturas de Eusebi Arnau.

Bajo una arquitectura del modernismo, la obra se componía de un semisótano, un piso bajo y dos pisos altos, dicha distribución facilitó su uso comercial, que en 1888, la planta baja fue alquilada por el célebre fotógrafo Pau Audouard Deglaire.

En términos de decoración, su explosiva fachada está provista de relieves escultóricos, detalles en cerámica y reminiscencias de la arquitectura mudéjar en los arcos de herradura; aspectos que le valieron al arquitecto el Premio al Mejor Edificio en el año 1906, otorgado por el Ayuntamiento de Barcelona. Otro detalle a destacar es la azotea del edificio, donde se encuentra una cúpula sostenida por una serie de columnas que no denota alguna función en concreto. Tras sufrir daños en plena Guerra Civil, fue necesaria su posterior reconstrucción. En 1943, el local fue alquilado por Paul Loewe, quien solicitó permiso para realizar una restauración.

Casa Mulleras.pawel.gaul / Getty Images

La sobriedad de la Casa Mulleras

En un inicio, fue propiedad de un empresario catalán que encargó la construcción de su residencia al maestro Pau Martorell en 1868. Posteriormente, fue adquirida a finales del siglo XIX por el empresario textil, Ramon Mulleras i Pons, quien encomendó su remodelación al arquitecto Enric Sagnier.

El diseño procuraba una fachada monumental al omitir las cornisas que separan la planta baja, la principal y la primera, haciendo un efecto visual de solo dos plantas de gran altura. Esto dio como resultado una fachada más sobria, con pestañeos de detalles rococó en los ornamentos floristas, una obra más apegada al neoclasicismo; en contraposición a las edificaciones vecinas como el modernismo de la Casa Lleó i Morera y del neobarroco de la Casa Josefina Bonet.

Casa Bonet.Alexander Spatari / Getty Images

Casa Bonet por Marcel-li Coquillat

La construcción data de 1887, pero fue en 1915 cuando se llevó a cabo la remodelación de la fachada a como se conoce hoy en día. El arquitecto a cargo fue Marcel lí Coquillat, que se orilló por el estilo arquitectónico de tipo clasicista y sobrio, similar a Casa Mulleras en comparación a las otras dos edificaciones con profusión de ornamentos. Se dispuso de cinco pisos, donde destaca la construcción de una tribuna central, además de las dobles columnas y los arcos de medio punto como rasgos dominantes de la fachada. En los costados destacan los balcones de piedra y en el piso superior destacan los motivos ornamentales de diseño neobarroco.

En cuanto al diseño interior, el paso del tiempo se vuelve evidente debido a detalles como la portería acristalada y su enrejado de madera, además del desgaste en los capiteles de estilo corintio de las columnas de mármol. La escalera de piedra, un elemento importante como conector de todos los pisos y su nostálgico patio de luces, comparte reminiscencias del esplendor de épocas pasadas.

La emblemática manzana de la discordia mantiene más de 140 años de historia de legado arquitectónico, pues con el paso del tiempo, las reconstrucciones y remodelaciones han permitido resguardar su esplendor.