8 destinos españoles que están siendo arruinados por la masificación turística

Lo que parece de ensueño en una foto poco tiene que ver con la realidad cuando cantidades ingentes de turistas abarrotan los mismos lugares desde bien temprano.

Cuando uno piensa en Venecia ya no solo le vienen a la mente los románticos canales recorridos por enamorados subidos a una góndola. Lo mismo si hablamos de recorrer las callejuelas adoquinadas de Roma para descubrir sus históricos monumentos. Llegados a este punto, seguro que también se te pasan por la cabeza las masas de turistas que parecen haberse colado en estas escenas de postal para siempre.

Y España no se libra de esto.

Los pronósticos ya lo avisan: este año se superarán los 90 millones de viajeros internacionales, un 7% más que en 2023.

Y a pesar de que la llegada de viajeros potenciará el PIB turístico (con incrementos de un 5% respecto al año pasado), las oleadas de viajeros que llegan a nuestro país no se reparten equitativamente: a todos nos gustan los mismos sitios y tenemos curiosidad por descubrir los mismos lugares que hemos visto en redes sociales (sí, ese rincón secreto que has visto en un post de Instagram o esos sitios que no te puedes perder de cierto destino, según un vídeo de TikTok)

Las impresionantes cifras que registra el sector en los últimos años no compensan la saturación que viven ciertas zonas, lo que ha provocado cierto rechazo por parte de los vecinos que han salido a la calle a decir 'basta' a la masificación.

Nuestro país es uno de los destinos turísticos más populares del mundo (razones no le faltan), pero hay lugares en los que esta popularidad se ha ido completamente de las manos.

Estos son solo algunos de esos sitios que, por desgracia, está arruinando el turismo descontrolado.

Se avecina un verano caliente: prende la mecha contra la masificación turística

Binibeca Vell, Menorca

La pequeña localidad de pescadores Binibeca Vell, en el municipio menorquín de Sant Lluís, cuenta con apenas 220 habitantes (se trata en realidad de una urbanización privada). Pero el atractivo turístico de su arquitectura ha despertado la curiosidad de muchos viajeros hasta alcanzar los más de 800.000 visitantes al año.

La web de la Comunidad de Propietarios de Binibeca Vell indica que esto ha complicado la convivencia con los vecinos, por lo que desde el pasado mes de mayo se optó por restringir las visitas de las calles interiores para solo permitir el acceso entre las 11:00 y las 20:00 horas.

Palma de Mallorca

La capital mallorquina sigue en su lucha contra el turismo excesivo, por lo que el ayuntamiento presentó en mayo un paquete de medidas que busca minimizar su impacto en la ciudad balear, especialmente en el mercado residencial, uno de los más presionados de España.

Las autoridades locales han propuesto prohibir los nuevos alquileres vacacionales, limitar los grandes cruceros y los coches de alquiler, además de regular los grupos organizados de turistas.

Otras zonas de la isla también se han visto fuertemente tensionadas por la 'turistificación': el verano pasado una asociación de vecinos de Manacor pegó carteles falsos de "cala cerrada" o "peligro de medusas" para ahuyentar turistas, mientras que el texto en catalán debajo de estas declaraciones revelaba la intención de la campaña.

Río Chíllar, Nerja

Saturar espacios naturales no puede tener buenas consecuencias. Esto es lo que ha ocurrido con el río Chíllar, en Nerja (Málaga), donde la llegada masiva de senderistas ha afectado gravemente a la biodiversidad.

Al no conseguir concluir el procedimiento de elección de una entidad privada que ordenase y controlase el tránsito, la Junta de Andalucía ha decidido cerrar la ruta definitivamente para este verano. La medida no convence a los ecologistas, que la consideran una mera "mercantilización" de un espacio público y señalan que no contribuye a recuperar su biodiversidad.

Park Güell, Barcelona

El Park Güell tiene una de las vistas más espectaculares de Barcelona y es una de las obras más emblemáticas de Gaudí.

En un intento de gestionar el turismo de masas, el Ayuntamiento de Barcelona puso recientemente en marcha una medida inaudita tras escuchar a los vecinos hartos de que la llegada masiva de viajeros les afectase en su día a día: la ciudad eliminó de Google Maps la ruta de uno de sus pequeños buses de barrio que los turistas colapsaban porque llega al popular parque. 

Pero esto se queda en nada si se compara con otra de las medidas del ayuntamiento, y es que Barcelona ha anunciado que cerrará todos los pisos turísticos en 2028.

La puerta azul de la cala del Portixol, Jávea

La puerta azul de la Playa de la Barraca (o Cala del Portitxol), en Jávea, es uno de los lugares más instagrameables de España, y eso tiene unas consecuencias.

La playa en sí es pequeña en comparación con las colas que se forman cada verano frente a su famosa puerta con tal de obtener la instantánea con la que obtener esos likes.

Los problemas del Camino de Santiago

La saturación del Camino de Santiago no es novedad, pero el problema se acrecienta en algunos pueblos gallegos de los últimos 100 kilómetros –las etapas necesarias para obtener la compostela al llegar a la meta– de los diferentes itinerarios jacobeos que se ven desbordados por la afluencia de peregrinos, ya que casi la mitad de los visitantes se concentran en este tramo. 

Tal es la llegada de peregrinos que ya se habla del concepto 'turigrino', un tipo de viajero que los locales consideran que no representa el Camino y solo molesta.

San Juan de Gaztelugatxe, Vizcaya

El islote y ermita situados en San Juan de Gaztelugatxe son una de las imágenes más impresionantes que se pueden encontrar en Vizcaya. Tanto, que los productores de Juego de Tronos quedaron atrapados por su espectacularidad.

Su aparición en la popular superproducción provocó una peregrinación masiva de los fanáticos de la serie, lo que le ha restado parte de encanto al lugar.

La playa de Las Catedrales, Lugo

La playa de Las Catedrales, en Lugo, es un espacio protegido conocido por la forma de sus acantilados que atraen a miles de turistas cada año.

Por ello, en 2015 se empezó a limitar el aforo, ya que la cantidad de gente no era sostenible y estropeaban significativamente el paisaje.

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