Sabrina Carpenter: “A los 21 me sentí muy mayor. Ahora siento que en realidad acabo de empezar”

Letras descaradas, melodías pegadizas, un romance con Barry Keoghan que acapara titulares y el sello de aprobación de la mismísima Taylor Swift. La cantante de Short n’ Sweet lo tiene todo.
Sabrina Carpenter wearing a pink Balenciaga skirt suit.
Sabrina Carpenter fotografiada en Nueva York. Conjunto de Balenciaga, anillo (dedo índice de la mano izquierda) de Completedworks, anillo (dedo corazón de la mano izquierda) de Van Cleef & Arpels y zapatos de N21 by Alessandro Dell’Acqua.Fotografía: Emma Summerton. Estilismo: Natasha Royt.

Han pasado menos de 24 horas desde el debut de Sabrina Carpenter en Coachella cuando se produce esta entrevista. Ahora siente un poco la resaca. “No una resaca literal, sino una como de energía”, especifica. Trabajar hasta tarde por ser una cantante, como ronronea en Espresso, una de las principales candidatas a canción del verano, puede ser duro para las cuerdas vocales. “Sueno a tío más de lo habitual", dice. Pese al aire seco del desierto, la cantante de 25 años parece de todo menos cansada del mundo a su alrededor. “A los 21 me sentí muy mayor. Ahora siento que en realidad acabo de empezar”, admite.

Hace unos años, Carpenter era la clásica intérprete de Disney, que actuaba en series como Riley y el mundo y sacaba discos a través del sello de los estudios, Hollywood Records. Pero entonces sucedieron dos cosas: se pasó a Island Records, una discográfica infinitamente más adulta, y su compañera, la también estrella de Disney Olivia Rodrigo sacó su ardiente single Drivers License, que hacía referencia a un exnovio (supuestamente, su compañero de reparto en High School Musical Joshua Bassett), que la había dejado por “aquella chica rubia" (supuestamente, Carpenter). Carpenter respondió más adelante con su propio éxito, because i liked a boy ("porque me gustó un chico"): “I’m a homewrecker, I’m a slut / I got death threats fillin’ up semi-trucks / Tell me who I am, guess I don’t have a choice / All because I liked a boy” ("Soy una rompehogares, soy una guarra / se me acumulan en tráilers las amenazas de muerte / Dime quién soy, supongo que no tengo elección / todo porque me gustó un chico").

“Este es mi diario. Una vez está ahí fuera, está para que la gente lo interprete".

Camisa de Valentino, shorts de N21 by Alessandro Dell’Acqua, zapatos de Marc Jacobs y anillos de Van Cleef & Arpels.Fotografía: Emma Summerton. Estilismo: Natasha Royt.

Aquel álbum de 2022, emails i can’t send ("emails que no pude enviar") sirvió para reinventarla, presentándola como una cantautora introspectiva que no rehuye del sexo a la par que una “reina bajita de los temazos pop”, citando a Quinta Brunson (Carpenter mide 1,51). Desde entonces, ha conseguido sacar tiempo para tener un romance con la estrella de Saltburn Barry Keoghan, encabezado una gira internacional y actuado de telonera en la hiperexitosa gira Eras de Taylor Swift. “Es magnífico crecer idolatrando a alguien para después conocerla y que sea todas y cada una de las cosas que esperabas que sería", cuenta, refiriéndose a Swift. “A nivel personal, siempre ha estado para para mí y le estoy muy agradecida. Eso es algo que me ha inculcado; ha seguido siendo muy humana a lo largo de toda la experiencia”, amplía.

¿Le ha dado Swift algún consejo sobre cómo manejar las relaciones con alguien famoso? Carpenter duda. “No creo que exista ningún manual sobre este tipo de cosas”, afirma. Entiende por qué a sus fans les interesa su vida amorosa, por supuesto: “Es buena parte de lo que escribo y de lo que me inspira”. Pero quiere que sus canciones sean más que una fuente de cotilleos: “Este es mi diario. Una vez está ahí fuera, está para que la gente lo interprete. Trato de no decirle a la gente sobre qué trata una canción de manera explícita. La gente no siempre sabe lo que sucede dentro de la cabeza de alguien, menos aún de una chica que se enfrenta al amor y a un montón de cosas por primera vez”.

En su próximo álbum que tan apropiadamente se titula Short n’ Sweet, Carpenter saca provecho de la energía franca y espontánea que los fans suelen percibir en su música: “Las canciones con las que más ha conectado la gente son las más cercanas a mi auténtica personalidad, ya sea en su faceta más absurda, divertida o más cruda y vulnerable… aquello me dio toda la seguridad que necesitaba para profundizar mucho más en mí. No pienso en mí como alguien eternamente triste, y mi último disco abordaba un desamor específico y consolidado. Vuelvo a sentirme yo misma, en general, incluso en esos momentos en los que siento nervios por el futuro. Hay mucha más incertidumbre, algo sobre lo cual resulta divertido componer porque ahí hay un montón de ‘y si…’. Mantengo los ojos muy abiertos".

Debe de ser difícil tener millones de ojos mirándote. Carpenter ríe: “Sí. La verdad, si no estuviese en esta industria no creo que estuviese en las redes sociales. Puede que eso sorprenda a alguna gente, pero a mí no me resulta natural documentar cada uno de mis movimientos. Me siento mucho más feliz cuando vivo el momento”.

Desde luego, se ha visto inmersa en unos cuantos bien intensos. Carpenter filmó parte de un provocativo videoclip en una iglesia católica de Brooklyn, tras lo cual la diócesis volvió a bendecir el lugar y castigó al sacerdote que aprobó dicha producción. Dejó claros sus sentimientos al respecto cuando irrumpió en el escenario de Coachella con una camiseta que rezaba “Jesus Was a Carpenter” ("Jesús era un carpintero"). En sus conciertos en directo, suele terminar su tema Nonsense con letras improvisadas subidas de tono que suenan a escena eliminada de Sexo en Nueva York. En realidad nunca ha visto la serie, pero tiene pensado hacerlo: “Creo que tal vez esté hecha para mí”.

Cárdigan de Guest in Residence, vestido de Stella McCartney y pulsera de Van Cleef & Arpels.Fotografía: Emma Summerton. Estilismo: Natasha Royt.

No tenía ni idea de que esos cierres de canción se convertirían en su marca personal, o de que se volverían tan lúbricos como lo han acabado siendo. “¿Los haré hasta que cumpla 90 años? Probablemente no, pero me encanta encontrar esos momentos que suceden mágicamente por sí mismos". La noche anterior a esta entrevista, acabó su última actuación en Coachella con una pícara mención a Keoghan: “Hice que le temblasen tanto las piernas que tuvo que abrirme las mías / Está bebiéndose el agua de mi bañera como si fuese vino tinto".

¿Acaso había puesto en antecedentes a su novio? “Madre mía, no. Tal vez debería de hacerlo. Supongo que ahora ya es un poquito tarde”, responde.

Peluquería: Bob Recine. Maquillaje: Romy Soleimani. Manicura: Naomi Yasuda. Sastre: Olga Dudnik. Set Design: Viki Rutsch. Producción: Viewfinders. Para más información, acuda a vf.com/credits.

Artículo original publicado por Vanity Fair US. Accede aquí.