LGTBIQA+

Lesbian Garros, el torneo de tenis y pádel que reescribe la experiencia lésbica en el deporte

Este encuentro amateur celebrado en Madrid se propone dar un raquetazo a la LGTBIfobia que todavía hoy predomina en las competiciones deportivas profesionales. ¿La fórmula? Un espacio seguro, inclusivo y de máximo disfrute
Ana Gordillo y Ana Leal codirectoras de Lesbian Garros
María Caparros (Capa)

Cuando a Ana Leal y Ana Gordillo le preguntan por el origen de su historia de amor, podrían responder con un breve “jugando al tenis”. La versión extendida es que fue en un torneo amateur que una de las dos creó, al que la segunda se apuntó, y que se ha convertido en todo un movimiento de deporte, inclusión y diversión. Lesbian Garros suma cuatro convocatorias y es ya uno de los encuentros deportivos favoritos no solo de lesbianas y bisexuales, sino también del resto del colectivo LGTBIQA+. La prueba es que la expectación es cada vez mayor, crecen las inscripciones (y, por tanto, el número de pistas) y consiguen desplazar a personas de toda España hasta la capital. “Se nota que las dinámicas cambian mucho respecto a otras competiciones de corte patriarcal”, comparte Leal, que es diseñadora gráfica y que tras la pandemia empezó a jugar al tenis con su amiga Alice Pesenti. El objetivo no era otro que pasar “una hora a la semana al aire libre rodeadas de árboles”. Hasta que un día decidieron “montar en serio el torneo que había empezado como una broma”.

La última edición de Lesbian Garros se celebró el pasado 15 de junio en Madrid.María Caparros (Capa)

Es una tarde de sábado en el Centro Deportivo Cultural Delicias, al sur de Madrid. Empiezan a llegar participantes y amigas, que se convertirán en espectadoras y, por supuesto, animadoras durante la jornada. La primera en personarse, Sophia Martínez, se estrena en este torneo instada por una colega. Asegura que empezó a jugar al tenis con 12 años y con el tiempo ha ido dejándolo y volviendo a él. “Me he inscrito para conocer a lesbianas y jugar otra vez”, transmite. Mientras, Leal, junto al resto de artífices del encuentro, llegan con cervezas y empiezan a montar la barbacoa, que empezará a la vez que el juego. También se preparan las primeras djs de la tarde, la periodista Cecilia de la Serna y su amiga Penélope. ¿Qué música sonará? “Petardeo ilustrado”, dice la primera, que sigue: “Iconos lésbicos como I Follow Rivers, la canción de Lykke Li que hizo famosa la ahora denostada La vida de Adèle, o las t.A.T.u.”.

Martina Longo, esperando a que llegase su turno de salir a la pista.María Caparros (Capa)
La diseñadora Blanca de la Cierva.María Caparros (Capa)

Aparece Natalia Lacunza, que calcula que su última clase de tenis fue con diez años. “Y ahora, este año, de repente, nos ha dado por quedar de vez en cuando a jugar. No prometo nada. Intentaré no partirme un tobillo”. Es su primer torneo y, aunque finalmente no llegará al podio, sí habrá cumplido otro de sus propósitos: “Pasármelo genial”. Desde la organización, Gordillo le secunda: “En el momento en que pones un pie en Lesbian Garros, no importa de dónde vienes, estás aquí, así que vamos a disfrutar todo lo que podamos. Llegues sola o acompañada, vas a sentirte arropada desde el primer minuto. Hay un refuerzo positivo constante. Se te olvida el hecho de ser una rara avis en el mundo del tenis por tu género, tal y como estábamos acostumbradas las que llevamos tiempo en el circuito. De la misma manera que queda a un lado el concepto de competición. El logro es colectivo, no individual”.

Natalia Lacunza con su amigo Jorge, que fue a verla jugar.María Caparros (Capa)

Además de tenis, Lesbian Garros también ha celebrado encuentros de pádel. En esta edición, las organizadoras unificaron ambas disciplinas en un mismo evento. Esta tarde, Paula Tormos participa como padelista. “Viniendo del tenis profesional, que es un deporte elitista y definitivamente con tendencias tradicionales, creo que este torneo promueve una diversidad que yo como mujer nunca he vivido en las pistas. Recuerdo que en mi época como referente lesbiana solo existía Amélie Mauresmo, y en hombres ni siquiera sé decir un tenista perteneciente al colectivo, por tanto, está genial, aunque sea de forma amateur, que la gente pueda relacionar el tenis con la inclusión y la libertad”. La francesa, que llegó a hacerse con dos títulos de Grand Slam en 2006, el Abierto de Australia y Wimbledon, había trasladado anteriormente a la prensa que su éxito se debía a haber encontrado el amor en una mujer.

La cuarta edición de Lesbian Garros reunión a casi 50 participantes.María Caparros (Capa)
Natalia Lacunza, en pleno saque durante la pasada edición.María Caparrós (Capa)

Antes que ella estuvo Billie Jean King. La tenista que fundara la Women's Tennis Association tuvo que lidiar durante su carrera con una respuesta homófoba de su círculo personal y profesional, y no fue hasta mucho más tarde, tras su retirada en los 80, cuando se convirtió públicamente en una firme defensora de los derechos LGTBIQA+. En ella repara Ana Leal, ideóloga de Lesbian Garros. “Hay varios hitos en los que hemos podido disfrutar como sociedad de la deconstrucción de las dinámicas en este deporte tan clasista, machista y minoritario. Con la llamada batalla de los sexos (el partido entre King y Bobby Riggs en 1973), la tenista creó la WTA y luchó por la igualdad de premios en las categorías masculina y femenina. Su éxito no terminó con la misoginia dentro del tenis ni aseguró la igualdad para todo tenista independientemente de su género, pero es simplemente precioso tener ese momento en la historia de este deporte”. En el panorama nacional, la exjugadora Carla Suárez ha presentado a su mujer y sus gemelas en una revista. Sin embargo, Leal lamenta el “fenómeno común de que las pocas tenistas que están fuera del armario decidan dar el paso una vez que se han retirado”.

Ana Leal, una de las fundadoras de Lesbian Garros.María Caparros (Capa)
Blanca de la Cierva y Mariana Gramunt, rivales en uno de los partidos de la tarde.María Caparros (Capa)

Los referentes importan. Que se lo digan a Julieta, una niña que en esta edición de Lesbian Garros ha conocido por primera vez a otros niños con dos mamás. La pequeña estaba exultante. Su madre había venido a animar a sus amigas, que juegan el torneo. Pero desde la organización matizan que, aunque en el título del proyecto se aluda expresamente a la L de entre todas las siglas del colectivo, es un torneo abierto a todas las identidades. Loro Esteso, que jugó en la primera edición, comenta: “Como persona trans, no me pude sentir más integrado. Enseguida se ve que es un proyecto superinclusivo y que hay hueco para todas las personas del colectivo y aliades”. De la Serna añade: “En la pasada edición participaron mujeres heterosexuales y algún hombre homosexual. Las lesbianas somos un poco las madres del colectivo, siempre cuidando. Desde luego, todo el mundo se siente en un espacio realmente seguro. Creo que todo el que participa entiende bien el concepto, es divertido, y visibilizar a las lesbianas a través de un nombre como el de Lesbian Garros tampoco está de más”.

Fany Ledesma, que ganó la segunda edición y esta vez obtuvo un segundo puesto en el podio.María Caparrós (Capa)

La tarde avanza, hay partidos simultáneos en diferentes pistas donde se agolpan las espectadoras. Otras jugadoras esperan su turno atentas a sus compañeras o en la zona de música y barbacoa. Empieza a pinchar Raquel Céspedes. Una de las presentes, Isabel Valcarce, confiesa que ha comenzado a jugar al tenis para formar parte de estos encuentros. “Como empieza a haber tanto nivel, quería participar en estas primeras ediciones porque más adelante va a ser imposible”. Pero Leal insiste en la importancia de mantener el espíritu amateur de su iniciativa. “Por mucho que ahora tengamos deportistas excelentes, no quiero que deje de haber hueco para la persona que se ha apuntado a clases hace seis meses, que todavía no sabe sacar bien pero le apetece muchísimo unirse y que sus amigos se desgañiten en el único golpe bueno que da. Para mí es uno de los grandes desafíos a resolver. No quiero que Lesbian Garros parezca un torneo de tenis profesional, quiero que siga siendo una reunión de gente que viene a apoyar, asombrarse y disfrutar de sus amigas dando lo mejor en la pista”.

Sophia Martínez, en el calentamiento previo a los partidos.María Caparros (Capa)

No obstante, cada vez son más quienes se suman a esta fiesta. O “festival del tenis”, como un amigo de las fundadoras ha bautizado a este evento y que a ellas les resulta tan acertado. En La Gildería se han celebrado afterparties y desde Rapiditas Studio han diseñado los trofeos. Y luego están las medallas que, por cierto, una de ellas se denomina Dana Fairbanks, en homenaje al personaje de la serie The L Word, emblemática para la comunidad lésbica. Es el momento de entregar los galardones. En tenis, la mejor ha sido Isabel Martín; en pádel, la pareja formada por Ana Remo y Raquel de Lucas. El resto de participantes las vitorean al tiempo que regulan sus expectativas. La diseñadora Blanca de la Cierva desliza: “Me he motivado a apuntarme a clases. El año que viene pienso ganar”. Por su parte, Natalia Lacunza espeta: “Una abraza el fracaso y ya está. Pero quiero volver a participar a ver si puedo ganar”. Como colofón, la actuación de Oreiana. “Una auténtica fiera levantando al público”, como la describe Leal.

Algunas jugadoras y espectadoras, juntas antes de dar comienzo el torneo.María Caparros (Capa)

Con la mirada puesta en su quinta edición, la portavoz del proyecto trae a la conversación a las tenistas Arantxa Sánchez y Conchita Martínez. “Eran los 90. No llegaba a entenderlo del todo, pero saber que una chica de Monzón [en Huesca, donde nació la segunda] estaba cubriéndose de gloria entre deportistas que tenían el aura más bien de celebrities, como Steffi Graf o Martina Navrátilová, daba a cualquier ciudad de provincia el potencial de ser el trampolín a cualquier cosa”. En su campo de acción, ella lo ha conseguido: Lesbian Garros surgió casi por casualidad en un barrio madrileño y empieza a ser algo grande. “Creo que parte de su atractivo está en la oportunidad de consumir entretenimiento de una forma a la que cada vez estamos menos acostumbrados: física y con una actividad que permite intercambios sociales con la gente de tu alrededor, les conozcas o no. Estamos en un momento en el que es más necesario que nunca y quiero ser capaz de mantener ese carácter de disfrute, de informalidad y de intercambio”, termina Leal.

Ana Gordillo, codirectora de Lesbian Garros.María Caparrós (Capa)
Clara Villar y Natalia Lacunza, entre partidos.María Caparrós (Capa)