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Breve historia del gorro frigio, el sombrero de la Revolución Francesa que hoy es la mascota de los Juegos Olímpicos de 2024

En esta edición de las Olimpiadas París pone el foco de las mascotas en un accesorio que se convirtió en símbolo de libertad
historia del gorro frigio como el que se puede ver en La libertad guiando al pueblo de Eugene Delacroix
La libertad guiando al pueblo, una pintura de Eugene Delacroix (1830).© Fine Art Images/Heritage/Cordon Press

Solo Francia podría haber sido capaz de poner un sombrero como mascota de los Juegos Olímpicos. De Waldi a Cobi, la figura animada siempre ha estado asociada al mundo animal, pero en las Olimpiadas de 2024 el país anfitrión ha preferido darle la vuelta al referente. The Phryges son dos adorables gorros frigios que evocan el sombrero rojo cónico flexible emblema absoluto de la Revolución Francesa. “Elegimos un ideal en vez de un animal”, comentó Tony Estanguet, presidente de París 2024, en una conferencia de prensa. “Para los franceses es un objeto muy conocido y un símbolo de libertad”.

Aunque no nos demos cuenta, el accesorio en cuestión lo tenemos hiper presente en la cultura popular. De todas las representaciones pictóricas de la libertad, la más famosa, de Eugène Delacroix, porta en su cabeza este complemento que tuvo una significación al nivel de los pantalones de los revolucionarios sans-culottes. Como muchos referentes dieciochescos, hay que remontarse a la antigüedad para encontrar su origen. Por un lado estaba el pileus, el sombrero que se daba en la Antigua Roma a los esclavos libres. Por el otro, el gorro frigio se vinculó en el arte griego a los frigios (y troyanos) que derrotaron los griegos, de ahí que a (muy) grandes rasgos, se convirtiera en símbolo visual del prisionero. En el siglo XVIII, ambas referencias se difuminan: “El gorro frigio, aunque originalmente no era un símbolo de manumisión, se convirtió, a través de la confusión con el pileus, en un símbolo de libertad”, explica Robert J. Alderson en This Bright Era of Happy Revolutions.

El triunfo de Marat, de Louis-Leopold Boilly (1761-1845) retrata varios revolucionarios con gorro frigio.DEA / G. DAGLI ORTI/Getty Images

Según cuenta la historiadora de moda Valerie Steele, el bonnet rouge francés, como eco de esos sombreros de libertos y convictos, era un recordatorio para quien lo llevara y lo viese de la recién estrenada libertad del pueblo. El antecesor revolucionario del ‘pussy hat’ venía servir de icono a todo aquello que se oponía al Antiguo Régimen y, por extensión, a la monarquía. “Parece que el bonnet rouge fue llevado por un puñado de radicales revolucionarios, especialmente sans-culottes. Algunos de ellos forzaron incluso a otras personas a llevar el gorro de la libertad”, relata en Paris Fashion. Y cita un ejemplo: en 1792 hicieron que Luis XVI se pusiese este gorro y brindara por la Revolución. Pronto comenzaron a circular grabados satíricos con esta particular humillación al monarca que no frenaría el descontento de los franceses. En enero del año siguiente Luis XVI fue guillotinado, y nueve meses más tarde, María Antonieta.

Las furias de la guillotina.© Musée Carnavalet / Roger-Viollet / Cordon Press
Caricatura de Luis XVI con un gorro frigio.© Musée Carnavalet / Roger-Viollet / Cordon Press

En manos de artistas, la república francesa se ha representado a través de la figura femenina alegórica de Marianne, a menudo vistiendo un gorro frigio y acompañada (o no) de una escarapela tricolor. Así fue retratada Gabrielle Chanel para una de las portadas de la revista política Témoin en 1934: su autor, el ilustrador Paul Iribe, era amante de la diseñadora y la utilizó para poner cara a una Marianne cabizbaja, bajo la atenta mirada de cuatro jueces, Roosevelt, Chamberlain, Mussolini y Hitler. Su sombra se extiende, como es lógico, hasta los diseños de John Galliano. El diseñador que ha explotado como nadie la Revolución Francesa (estéticamente hablando) incluyó en su colección debut looks inspirados en los incroyables que daban nombre a su propuesta. Y como no podía ser de otra manera, culminó algún estilismo con un gorro de punto XL rojo que evocaba precisamente el sombrero frigio con la escarapela.

Portada de Témoin de 1934 en la que Paul Iribe retrató a Gabrielle Chanel como Marianne.Photo 12/Getty Images
Colección Les Incroyables de John Galliano para su graduación en Central Saint Martins (1984).Johnny Rosza

A pesar de que se vincula a la nación gala, también se ha señalado el pasado norteamericano de este accesorio. De hecho, unas cuantas décadas antes de que integrase la iconografía de la Revolución Francesa, el gorro frigio ya se representaba en el sello de los administradores de Georgia, que por aquel entonces gobernaron la región bajo un estatuto del rey inglés Jorge II. El ‘gorro de la libertad’ adquirió popularidad entre los colonos irritados por el dominio británico y se convirtió en una de las imágenes absolutas de su lucha por la libertad. A menudo se representaba sobre la cabeza de la diosa Libertad o sobre una pica que llevaba en la mano. El gorro en cuestión forma parte actualmente del escudo del Senado de Estados Unidos, además del escudo de armas de algunos países como Argentina, Cuba y Colombia.