Chris Hemsworth: “Por primera vez en mi carrera he empezado a pensar: ‘Mierda, ¿cuántos años me quedan pudiendo hacer esto?”

El actor, célebre por su papel de Thor, confiesa que regresó a Australia para estar cerca de su familia y lejos de Hollywood: "El ruido en mi cabeza se hizo muy intenso". En esta entrevista, nos habla de miedo, amor, Furiosa y de ponerle a su hijo el nombre de un personaje de Brad Pitt.
Chris Hemsworth wearing a sweater by Polo Ralph Lauren jeans by Dolce  Gabbana shoes by Churchs socks by Jjjjound.
Chris Hemsworth, fotografiado en febrero en Los Ángeles, lleva suéter de Polo Ralph Lauren, vaqueros de Dolce & Gabbana, zapatos de Church’s, calcetines de Jjjjound. A lo largo del reportaje: pulsera de David Yurman y reloj de Movado. Productos de grooming de Sensai.Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.

Chris Hemsworth monta a caballo, sostiene las riendas en una mano y su rostro brilla a la luz del sol australiano. Nos hallamos en una playa inmaculada, cerca de su casa. Nuestro último galope me pilló por sorpresa, acabé con los pies agitándose a lo loco fuera de los estribos, y Hemsworth quiere asegurarse de que me siento segura. Me dice que, si no sé cómo parar, guíe a mi caballo hacia el Pacífico. Esta pequeña y galante escena capta la fantasía que rodea a Hemsworth: el héroe soleado del que fiarse en nuestra cultura pop. Pero lo mejor de él como persona (lo divertido, lo desordenado, lo humano) vive bajo esa superficie brillante. Más tarde se referirá así a aquella alegre mañana en la playa: "Tuve un momento en el que pensé: ‘Oh, podría cogerla si se cae. Quedaría bien en su historia’. Y mi siguiente pensamiento fue: ‘No, tú te caerás antes y será ella la que tendrá que cogerte".

Hemsworth y su familia residen en Byron Bay, una ciudad surfera al sur de la Costa Dorada de Australia donde los hombres entran descalzos en los restaurantes, todas las mujeres llevan el pelo largo y bañado por el sol y ni siquiera los ancianos parecen viejos. Todo el mundo está en forma, es guapo y bebe zumos de color verde, y todo esto tal vez resultaría alienante si la gente no fuese también así de cálida y amable. Cuando le digo a la recepcionista del hotel que estoy aquí para conocer a Hemsworth, sonríe con aprobación. "Es uno de los nuestros, como cualquiera de los surfistas que hay en la playa. No se da aires de grandeza. Podría ser el hermano de algún colega, ¿sabes?”.

Me reúno con él en su casa, donde me espera en la entrada, presumiendo de pies descalzos inmunes al pavimento caliente. Tiene toda la tarde para conversar hasta que tenga que irse a recoger a sus tres hijos al colegio. En persona, lo más llamativo del actor no es su impresionante altura, ni su bronceado de surfista, ni tan siquiera sus ojos azules como un polo flash, los mismos que cargaron de electricidad el universo Marvel durante más de una década. Es su falta de superficialidad. En él no hay nada de resbaladizo, impaciente o ensayado. La estrella de Saturday Night Live Cecily Strong dijo en una ocasión que era su presentador invitado favorito porque nadie se esperaba que Thor fuese "el deportista guay que lo único que quiere es pasar el rato con los chavales gais que hacen teatro".

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Su casa está llena de vida. Él y su esposa desde hace 14 años, la actriz española Elsa Pataky, son padres de una niña de 11 años y dos gemelos de 9 años. La familia también posee una enorme pecera, tres perros, conejos, cobayas, gallinas y burros, además de los caballos que tienen en su granja, justo al lado. Lo que antes era una sala de arte para los niños ahora tiene un papel pegado a la puerta que reza "REPTIEL" con una caligrafía de letras redondeadas escritas con rotulador mágico. Dentro hay un lagarto, un ajolote y una serpiente llamada Shoelace (“Cordón”). La hija de Hemsworth, India, tiene varios pájaros en el gran balcón cerrado de su habitación. A uno de ellos le gusta posarse en su hombro cuando está en el sofá. También se pasea por la propiedad un gato con el que le sorprendió su familia. Hemsworth no es muy aficionado a los gatos, pero lo es menos aún a ser el tipo de padre que obliga a sus hijos a despedirse de una criatura de la que ya se han enamorado.

La familia se mudó a Byron Bay en 2015 para estar más cerca de sus padres, que viven colina arriba, pero también para huir del viaje mental que supone Hollywood, el cual resume así: "Estoy harto de mi cara. ¿Por qué no está en una valla publicitaria? Soy demasiado famoso. ¿Por qué hay paparazis aquí? Espera, ¿por qué no hay paparazis aquí?". Hace una pausa. "En fin, ¿qué es lo que quieres, Chris?". Es propenso a ese vaivén tóxico entre la ansiedad y el reproche, y le agota. Se agota a sí mismo, sobre todo.

Puede que esto sea lo más sorprendente de Hemsworth: a pesar de su atractivo físico, también es profundamente reflexivo, ambivalente y complejo. Hablamos durante horas en la terraza de su piscina, con vistas a la playa y dos de sus perros durmiendo a nuestros pies. Se pellizca los callos de las manos como si fueran marcas de preocupación, rumiando sus respuestas con cuidado. A sus 40 años, se siente como en una encrucijada, inseguro con respecto a cuál es la mejor manera de moverse por la vida y, siendo las carreras como los caballos, se pregunta qué está bajo su control, si es que algo lo está.

El 24 de mayo se estrena en España Furiosa: de la saga Mad Max, la esperadísima precuela que dirige George Miller de Furia en la carretera, la oscarizada película de 2015 ambientada en el mismo páramo asolado. Junto al personaje titular de Anya Taylor-Joy, él interpreta a Dementus, el carismático líder de una horda de motoristas. Desaparece tan completamente en su papel ―que debilita intencionadamente su parte Marvel con una prótesis de nariz apolínea y lentillas marrones― que sus propios amigos no lo reconocieron en el tráiler. El Dementus de Hemsworth, aunque lleno de descaro, ha quedado destrozado por tanta pérdida y privación. Es un hombre con el alma hecha cenizas que ya únicamente venera al dios de la supervivencia. Resulta revelador que sea el papel favorito del actor desde que en 2013 protagonizó Rush, aquel drama sobre coches de carreras de Ron Howard. "Ron me sacó del espacio encasillado del tipo musculoso de cine de acción y me dejó interpretar a un personaje con oscuridad y complicaciones. Recuerdo que en aquel momento pensé: ‘Oh, esto lo cambiará todo". Pero tuvo que pasar una década y trabajar con Miller para sentirse igual de profundamente nutrido. "Sí, la espera ha sido larga”, admite.

Quiere salir del banquillo tras pasar un año en casa recuperando el aliento y curándose de una lesión de espalda. "Una parte de mi cerebro me dice: ‘Oye, te has tomado demasiado tiempo libre y ahora se te ha pasado el tren’. La parte más racional me dice: ‘También has rechazado muchas cosas, como películas grandes de acción sin un guion sólido". Pero también quiere quietud. Quiere trabajar fuera del ámbito de la acción y que lo tomen en serio directores como Christopher Nolan, Kathryn Bigelow, Greta Gerwig, Martin Scorsese y Steven Spielberg. Pero también cree que le debe al público otro Thor después del tufillo a decepción que sintió con Thor: Love and Thunder. Quiere tomarse su oficio más en serio, pero no quiere ser "un capullo pretencioso y demasiado engreído". Y quiere que se sepa, de una vez por todas, que no tiene Alzheimer ni ha dejado la profesión.

Hace dos años, cuando participó en la docuserie Limitless (Sin límites) de National Geographic, se sometió a unas pruebas genéticas que revelaron que era portador de dos copias del gen APOE4. La sorprendente noticia, que no es un diagnóstico, sino un marcador de riesgo que casualmente comparte una de mis hijas, coincidió con una etapa de descanso que ya había previsto, y algunos titulares confundieron ambas cosas. "Lo cierto es que me cabreó porque sentí que había sido vulnerable compartiendo algo personal, pero por mucho que dijera 'esto no es una sentencia de muerte', la noticia pasó a ser que tengo demencia y me estoy replanteando la vida, la jubilación y demás". Su rostro se relaja en una sonrisa, porque así es como lo educaron, en el seno de una familia muy consciente de la fragilidad de la vida, así que mejor no tomarse nada demasiado en serio. "Leí un comentario muy gracioso al final de uno de esos artículos: ‘Espero que Chris se olvide de que se ha retirado y vuelva".

Cuando el hijo de Leonie Hemsworth, de 23 años, se mudó a Los Ángeles en 2007, ella le regaló un ejemplar de ¡Oh, cuán lejos llegarás!, de Dr. Seuss. "Haz las maletas y lárgate. Si no funciona, aquí siempre tendrás un sofá”, le dijo.

Chris gateó a los cuatro meses y medio, dio sus primeros pasos a los diez meses y medio e insistió en que sabía nadar cuando solo tenía dos años y medio. "Asustó a mucha gente porque parecía que se ahogaba", dijo en un brindis en la reciente fiesta del 40º cumpleaños de Hemsworth, cuyo texto compartió conmigo. "Tenía una manera extraña de nadar, como si fuese una nutria, y salía a tomar aire entre episodios de ahogamiento, pero no dejaba que nadie lo ayudara. Tenía que hacerlo solo". El superpoder de Hemsworth, aunque desde la orilla pudiese parecer una maldición, era la tenacidad.

Cuando no estaban por ahí cazando lagartos gigantes o remando en busca de olas, los tres Hemsworth (su hermano mayor, Luke, y Liam, la estrella de Los juegos del hambre) crecieron viendo en bucle películas como Leyendas de pasión. "Jamás hubo un hombre más guapo en pantalla", dice Chris, refiriéndose al ranchero atormentado Tristan Ludlow, interpretado por Brad Pitt. Volvió a ver la película con su mujer cuando estaba embarazada de los gemelos. "¿No es acaso el personaje más genial del mundo? Creo que uno de nuestros hijos tiene que llamarse Tristan", le dijo. Su otro hijo, Sasha, se llama así por un doble de riesgo amigo suyo.

Hemsworth quiso ser actor porque quería ser como Pitt en Leyendas…, Patrick Swayze en Le llaman Bodhi o Robert De Niro en Heat. Su hermano Luke había encontrado trabajo en una serie de televisión, y aquello le pareció divertido. "Luego se convirtió en una obsesión", cuenta. Antes de irse a Estados Unidos, pasó tres años interpretando a un guaperas en un culebrón australiano. "Siempre me sentí como si me pusieran ahí en un rincón y me dijeran: ‘Venga, quítate la camiseta y vete allí. Ahora ponte a trabajar en el gimnasio y ahora en el bar”.

Era un desconocido de 25 años cuando lo ficharon para ser Thor, uno de los grandes regalos de su vida. Leonie recibió una nota del diseñador de vestuario de la primera película, contándole que, de todos los actores que hicieron las pruebas para el papel, solo Chris y su hermano pequeño, Liam, colgaron sus trajes al terminar. "Me eché a reír. ¡Eso no era necesariamente lo que hacían en casa!", recuerda Leonie.

Camiseta de Dolce & Gabbana y pantalones de Ferragamo.

Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.

Camisa y cinturón de Ralph Lauren Purple Label, vaqueros de A.P.C., botas de The Frye Company y camiseta de tirantes vintage de The Society Archive.

Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.

Por agradecido que estuviese de haber tenido esa oportunidad, llegó a frustrarse interpretando al gran defensor de Asgard. "A veces me sentía como un guardia de seguridad del equipo. Leía las frases de los demás y pensaba: ‘Vaya, las suyas son mucho más chulas. Se divierten más. ¿A qué se dedica mi personaje?’. Siempre iba de ‘aquí tienes la peluca. Aquí los músculos. Aquí el disfraz. ¿Dónde está la iluminación?’. Sí, formo parte de algo grande, pero probablemente soy bastante sustituible".

Su amigo y coprotagonista Robert Downey Jr. no quiere ni oír hablar de eso: "En primer lugar, Thor como personaje era muy difícil de adaptar, había muchas limitaciones implícitas, pero él y Ken Branagh descubrieron cómo trascender, hacer que de alguna manera fuese cercano sin dejar de ser divino. Hemsworth es, en mi opinión, el personaje más complejo de todos los Vengadores. Tiene ingenio y dignidad, pero también moderación, fuego y dulzura".

Cuando Taika Waititi se sumó al proyecto para dirigir Thor: Ragnarok (2017), tenía tantas ganas de modificar el personaje de Thor como su megaestrella. Decidieron divertirse un poco con el tono, dejando que el australiano sacase a relucir su don natural para la comedia, reduciendo maravillosamente su personaje a un dios con barriguita, regodeándose en su desgracia y con el corazón roto. A su compatriota Cate Blanchett, coprotagonista en Ragnarok, la encandiló desde el primer momento. "Conocí a Chris por primera vez sobre el terreno: conducía un carrito de golf hacia mí, con sus mechones de Thor flotando y luciendo una enorme sonrisa de bienvenida. Había escuchado que era generoso, y vaya si lo es, pero también es divertidísimo y tan trabajador y tan diligente como guapo. Pero no tenía ni idea de lo bobalicón que es. Es un completo bobalicón. Él crea el ambiente en el plató, dejando claro que ahí se valora a todo el mundo. Todo el mundo es bienvenido. Lo adoro y admiro profundamente", confiesa.

Downey considera que el trabajo de Hemsworth en Ragnarok, Infinity War y Endgame como "un triplete formidable". Pero entonces llegó Love and Thunder, por la que Hemsworth aún no se perdona. "Me dejé llevar por la improvisación y la locura y me convertí en una parodia de mí mismo. No conseguí acertar", admite.

Chaqueta de Prada; camiseta de Loro Piana, pantalones de Ferragamo, botas de The Frye Company, cinturón de Artemas Quibble y pulsera de David Yurman.

Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.

Veintisiete películas ―ocho de ellas éxitos de taquilla de Marvel― en poco más de una docena de años. Hemsworth tenía la espalda destrozada y el cerebro a mil por hora. Tenía demasiada ansiedad como para rechazar papeles grandes cuando se los ofrecían, no confiaba en que alguna vez le ofreciesen un buen drama, una historia de amor arrolladora o una comedia romántica. "¿Te acuerdas de Hugh Grant en Notting Hill? Llevo años sin ver una película así", comenta. "Llevaba mucho tiempo intentando crear a base de martillazos, obsesionado y desesperado por labrarme una carrera, y estaba agotado", concede, mirando a las olas en las que buscará consuelo un poco más tarde. El surf es el mejor bálsamo para su mente inquieta. "Todo me preocupaba. Nada era tan agradable como antes, o como yo había imaginado. Hacía películas y giras de prensa una detrás de otra, estaba casado y tenía tres hijos pequeños, y todo estaba sucediendo al mismo tiempo en un período de tiempo muy corto". Apoya su pie descalzo en la barriga de su perro, Sunny. "Te vas quedando sin aliento, y entonces te presentas a algo con el depósito casi vacío y empiezas a analizar las cosas: ‘¿Por qué estoy haciendo esta película? ¿Por qué no es mejor este guion? ¿Por qué ese director no me llamó para aquello o por qué no me tuvieron en cuenta para ese papel? ¿Por qué no me llaman Scorsese o Tarantino?’. Había empezado a tomármelo todo demasiado en serio y a llevármelo demasiado a lo personal".

Su familia es consciente de cómo su manera de pensar puede resultarle una tortura. "Su mente es un cristal, pero también puede ser una prisión", dice Luke, que interpretó un papel divertidísimo como Thor junto al Loki de Matt Damon en una obra de teatro dentro de Ragnarok. "Puede ser muy centrado y autocrítico. Tiene verdadera ansiedad a la hora de tomar una decisión y puede entrar en barrena, de eso no cabe duda". Luke se ríe cuando le digo que su hermano me regaló su copia gastada del libro de autoayuda de Michael Alan Singer La liberación del alma, y no puede resistirse a lanzar una broma típica de hermanos: "No sé si lo ha leído alguna vez o si solo ha mirado las fotos".

Hemsworth se vio atrapado en el túnel del yo. "Mi madre venía a tomar un café y tenía que chasquear los dedos y decirme: '¿Dónde andas, Chris? Vamos, estoy aquí'. El parloteo dentro de mi cabeza se hizo muy intenso... y luego estaba el sentimiento de culpa cada vez que salía de cenar con mis padres o con un amigo. Pensaba: 'Dios, ni siquiera estuve allí. Me pasé todo el tiempo quejándome como un cretino'. Hay cierto narcisismo en ello. ¿Cuántos años más vamos a tener esta conversación? Cállate, Chris".

Ropa de Prada y zapatos de Gucci.

Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.

A Luke se le da bien sacarlo de su propia cabeza. "Hay algún que otro lema que me gusta recordarle. Uno es que, siempre que estamos en esos estrenos o haciendo giras de prensa en las que te alojas en hoteles y tomas martinis en bares mundialmente famosos, lo miro y le digo: '¡Oye, qué bien está esto!’ a modo de recordatorio de que él debería disfrutarlo más que nadie. Nos criamos con unos padres de clase trabajadora y todos trabajamos desde muy jóvenes, así que tener esa libertad y la posibilidad de ver todos estos lugares tan bonitos es algo extraordinario. La otra que me gusta recordarle es: ‘Cuando los malos momentos superan a los buenos, es hora de hacer algo diferente".

En 2015 Hemsworth vio Furia en la carretera con su mujer en un cine de Londres, donde estaba rodando una película de Los Vengadores. Se quedó atónito. "Salí de ahí y llamé a mi agente. Llevaba años sin poder sumergirme por completo en una película como fan porque he visto lo que hay detrás del telón y la magia ha desaparecido. Esta fue la primera película en años en la que me he sentido implicado al cien por cien en la experiencia, como un auténtico fan". Le pidió a su agente que le consiguiese una reunión con George Miller.

Seis meses después, Miller se reunió con él en Sídney por cortesía. Ya tenía varios actores en mente para Furiosa. "Madre mía, mi mente estaba completamente en otro lugar al pensar en quién podría interpretar a Dementus", explica el director. Pero se pasaron horas hablando sobre psicología, filosofía y los trastornos de personalidad que hacen que un villano no solo sea peligroso, sino también intrigante. "Lo que me sorprendió fue la profundidad de su perspicacia con respecto al trabajo, el mundo en general y él mismo, y surgió a partir de la conversación, sin esfuerzo. Tuve la sensación de que era una persona mucho más compleja y considerada de lo que jamás había imaginado". El papel era suyo, aunque cada uno tenía otras películas que rodar antes.

Hemsworth prácticamente salió cojeando de Tyler Rake 2, la superproducción de Netflix sobre un mercenario triste que lucha contra tipos muy malos. Miller ya estaba nervioso, pensando que el actor no acabaría a tiempo para las ocho semanas de ensayos por delante. Hemsworth esperaba operarse la espalda a escondidas y mentir sobre ello sin decírselo a nadie, pero al final se quedó sin tiempo. Su entrenador, que es su mejor amigo desde los seis años, le preguntó cómo iba a aguantar. "Le dije: 'Mira, no tengo elección’. Y en cuanto llegué a los ensayos, todo se animó. Me revitalicé. Es horrible sufrir sin un propósito, pero con un propósito puede ser rejuvenecedor y reponerte. Me había cansado tanto de mí mismo que ahora tenía que perderme en un personaje", recuerda.

Miller lo animó a leer libros como Dictadores. El culto a la personalidad en el siglo XX, de Frank Dikotter, y a escribir diarios metido en el personaje de Dementus. "Nunca lo había hecho antes", dice refiriéndose al proceso. "Siempre había pensado que no lo necesitaba, solía poner los ojos en blanco. Sería tomarme a mí mismo demasiado en serio. Pero creo que al tener esa actitud, en cierto modo perdí la oportunidad de hacer una inmersión más profunda en el desarrollo del personaje." Para Furiosa moduló su voz hasta conseguir un acento de mediados del siglo XX, de la generación de su abuelo. Miller lo adoraba. Juntos, ahondaron en el desagradable núcleo humano de Dementus. "Fue muy muy raro aparecer en el plató después de varios meses acostumbrándome a Dementus. Cuando vi a Chris muchos meses después, mi primer instinto fue el de pensar: ‘un momento, este no es Chris Hemsworth, ¡Este tipo es un fraude!".

Fury Road, por perfecta que fuese como película, fue una producción célebre por sus dificultades, repleta de traslados, retrasos climatológicos y disputas entre Charlize Theron y Tom Hardy. Miller dice que Furiosa fue todo lo contrario, gracias en gran parte a la mano firme de Hemsworth. "Siempre que había un problema meteorológico, él estaba en el plató. Ponía a todo el reparto a su alrededor". Miller contrató a varios exreclusos que se habían unido a un grupo de teatro mientras seguían en prisión para que interpretaran a miembros de la horda de Dementus. "Era un grupo de personalidades maravillosamente eclécticas e hice muy buenas migas con mi pequeña pandilla", dice el actor, que los invitó a todos a pasar el fin de semana en su casa de Byron Bay durante el rodaje.

Suéter de Brunello Cucinelli.

Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.

Furiosa fue una experiencia tan enriquecedora que no es de extrañar que esté nervioso ante lo que se viene. Trata de aceptar el regalo de sentirse libre, por así decirlo, pero va en contra de su naturaleza. En su bandeja de entrada hay dos guiones esperando a ser leídos —un musical y una comedia romántica—. En otro orden de las cosas, hace poco vio a su compatriota Baz Luhrmann y le preguntó: "Oye, ¿cuándo vamos a trabajar juntos?". Y también va a rodar una segunda temporada de Sin límites para el productor Darren Aronofsky, con quien alberga la esperanza de colaborar como actor. "No paro de recordárselo: ‘Oye, ¿te acuerdas de nuestra primera reunión? Dije que me uniría si hacías una película conmigo”, admite riendo. Hemsworth comenta que Aronofsky está desarrollando dos posibles proyectos para él, una comedia negra y una cinta de ciencia ficción. "Chris tiene mucho talento. Mostró mucha vulnerabilidad en Sin límites. Se interpretaba a sí mismo, pero eso demuestra que tiene mucho dentro. Tiene un rango enorme que apenas está empezando a mostrar", asegura Aronofsky.

Y, en fin, a Hemsworth le encantaría hacer una película con Pitt. Tras dos décadas en la industria, Hemsworth conoció al fin a su ídolo en la posfiesta del estreno de Érase una vez en… Hollywood. "Yo estaba escondido en un rincón, vino mi agente y me dijo si ya había conocido a Brad. Le contesté: 'Oh, no querrá conocerme' y él replicó: ‘No, sí que quiere, ven a saludarlo'. Cuando Brad fue a darme la mano, yo estaba tan impaciente que ya me había lanzado a abrazarlo". Hace una pausa y se ríe. "Lo cual, afortunadamente, aceptó. Y nos echamos unas risas. Hablamos mucho de motos porque mi padre solía correr en moto".

A las mujeres les preguntan todo el tiempo cómo se sienten al cumplir 40 años en Hollywood, así que le pregunto cómo se siente al respecto. "Creo que por primera vez en mi carrera he empezado a pensar: ‘Mierda, ¿cuántos años me quedan pudiendo hacer esto?’. Ayer repasé una especie de lista de películas con mi socio de producción, una especie de lista de deseos, y entonces pensé que bueno, son seis películas. A eso podría dedicarme la próxima década. Eso podría ser todo. ¿Quién sabe dónde estaré para entonces?”.

Hace poco, varios Vengadores se reunieron en Boston para celebrar el amor en la boda de Chris Evans. Hemsworth llevó a su madre como acompañante, a la cual Downey califica de "divertidísima”, asegurando que “tiene mucho de ella”. Hemsworth no había visto a Jeremy Renner desde aquel espantoso accidente con un quitanieves que entró como una bala en la cadena de mensajes de Los Vengadores. "Nos envió a todos una imagen hospitalaria en la que salía dopado, hecho polvo y nos dijo: 'Todo bien, chicos'. Y luego no supe nada de él durante un tiempo, ya que estaba sumido en la recuperación". En la boda, toda la pandilla colmó de apoyo a su resucitado amigo. "Si hay algo en lo que todos estamos de acuerdo en reconocer como primordial, es en la resiliencia. Ver a Renner encarnarla de manera literal, y en el contexto de lo que básicamente era una boda lusoamericana, fue alucinante. Estaba totalmente recuperado y listo para celebrarlo. Así que sí, los milagros ocurren", celebra Downey.

“Compartíamos un asombroso sentimiento de gratitud solo por el hecho de que estuviese vivo”, concuerda Hemsworth. Se aferra mucho a eso, especialmente ahora.

El héroe de Hemsworth es su padre, al que describe bravo como un león. Su padre fue su acompañante en el estreno de su primera película, Star Trek, en 2009: "Solo tenía tres o cuatro líneas. Al final, se acercó, me dio un beso en la cabeza, me abrazó, y me dijo muchas veces lo orgulloso que estaba de mí. Ciertamente, en mis momentos de duda, le veo a él y a mi madre, y digo: ‘Vale, debo de estar en el buen camino".

Camiseta de Loro Piana y vaqueros vintage de Levi’s.

Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.

Craig Hemsworth trabajó como asistente social en el departamento de servicios humanos, especializado en casos de violencia y abandono infantil. "Vi cómo le afectaba", dice Hemsworth. "Tenía que presentar pruebas de si era o no un entorno seguro para un niño, y si no lo era, pues imagínate el efecto dominó para ese niño, esos padres y esa familia. No importa si evitó que ocurriera algo malo en un caso, siempre había otro". Hemsworth parece sorprendido por un nudo de lágrimas en la garganta mientras relata todo esto, y hace una pausa hasta que se le pasa. "Espero que eso resuma lo increíble persona que es. Es la persona más generosa que jamás conocerás, está ahí para cualquiera...." Se aclara la garganta y se da un respiro.

Cuando Hemsworth era pequeño, recuerda que fue al parque del barrio con su padre y se encontró con unos adolescentes revoltosos que rompían botellas en el patio. Su padre se acercó y les dijo que recogieran lo que habían ensuciado. Hemsworth vio con creciente ansiedad cómo los chicos se negaban. "Recuerdo que mi padre dijo con firmeza: 'La semana pasada le dieron seis puntos en el pie a mi hijo porque se cortó con una botella rota. No me llevéis la contraria en esto, chicos. Poneos a trabajar'. Y así lo hicieron. ¡Recogieron el vidrio! Y recuerdo que sabía que eso es lo que tienes que ser, pero me faltaba confianza en mí mismo, intentaba enfrentarme a la gente y me moría de miedo y me enfadaba mucho porque mi padre no tenía miedo, ¿sabes? Nunca me lo impuso, pero tener ese modelo de conducta era a la vez una inspiración y una intimidación, ¿sabes?".

Luke me cuenta que a él y a su hermano les gusta llevar a sus familias a surfear a la cercana y popular playa de Wategos, porque allí las olas son las mejores para los niños y los principiantes. Pero últimamente los hermanos se han dado cuenta de lo egoístas que pueden llegar a ser los surfistas más experimentados, que arremeten contra los niños cuando interrumpen su preciada oportunidad de coger una ola perfecta. Los Hemsworth aprendieron a surfear con su padre en Phillip Island, Victoria, y de vacaciones en Mallacoota, donde los mayores les mostraron el verdadero espíritu aloha. "Cuando salías a remar", cuenta Luke, "te gritaban: '¡Vamos, vamos! Vamos!". Ahora hay muchos surfistas aquí que pueden llegar a ser muy malos con los niños". Chris no soporta a los matones, así que cuando ve que un adulto es peligroso o malo con un niño, no tiene inconveniente en hablar con él en voz baja. O en voz alta".

Más tarde, Hemsworth me cuenta qué fue lo que le conmovió tanto al hablar de su padre. Después de que Limitless revelara el asunto relacionado con el gen APOE4, toda la familia se sometió a pruebas genéticas. Su padre también es portador del gen, al igual que su abuelo, que falleció el año pasado tras una larga batalla contra el Alzheimer. Craig ha empezado a enfrentarse a los primeros signos de la enfermedad. "Sé que mi padre está pasando por una transición de aceptación de que ya no es ese hombre grande y fuerte con todas las respuestas al que todo el mundo busca como guía", dice Hemsworth. Sacude la cabeza, preguntándose en voz alta cuál es la mejor manera de honrar a quien fue su padre y en quien cree que se convertirá. "Ahora es más un observador que un líder. Es un recordatorio para mí porque esas son exactamente las cualidades que necesito: quietud, observación, absorción, y respeto por el momento presente".

Los padres de Hemsworth fueron a cenar a su casa después de que él y yo estuviéramos en la terraza. Me cuenta que hablaron del futuro: de lo mucho que queda por vivir, pero también de la inevitable transición a la que se enfrentan todas las familias cuando las generaciones invierten sus papeles. "No deseamos que sufra ninguno de nuestros seres queridos, pero en lo que podemos centrarnos es en nuestra actitud y perspectiva", dice Hemsworth. "Siento una gran nostalgia por cómo está cambiando la vida. Pero no miro nada de esto como ‘Oh no, el tiempo se acaba, qué tragedia’. Lo que siento es: ‘¡Pues adelante! Implícate y mantente presente y no te quedes atrapado en toda la basura en la que quizás hayas pasado gran parte de tu vida adulta’. Qué regalo es poder amar tan profundamente y ser amado. ¿Para qué más estamos aquí realmente?".

En la habitación familiar de Hemsworth, hay colgada sobre la chimenea una enorme fotografía de un león en blanco y negro tomada por David Yarrow. El animal está en posición de salto, como si se abrazara ferozmente a lo que le espera. Le pregunto a Hemsworth si la foto es un homenaje a su padre. "No lo había pensado", dice, “pero ahora me hará pensar en él”

Hemsworth nunca ha montado a caballo en la playa local. Su mujer y su hija son jinetes de competición y consideran imperdonable este descuido. Así que papá y mamá deciden que India no vaya a clase la mañana siguiente. Me reuniré con Hemsworth en casa, e India y su madre irán por separado a la playa con los caballos. Fijamos una hora, pero por la mañana Hemsworth me manda un mensaje para preguntarme si me importaría llegar un poco más tarde de lo previsto. "Se me ha hecho un poco tarde con la vuelta al cole....". Cuando llego, tres niños que no reconozco están jugando con un martillo de Thor en la cocina, mientras su hermano pequeño está sentado en el suelo de madera mirando feliz a su actor favorito. Hemsworth presenta al grupo como unos nuevos amigos que están de visita por vacaciones, a lo que la madre, con una expresión de enorme gratitud en el rostro, le corrige: "Mejores amigos".

En el trayecto a la playa, Hemsworth me cuenta que sus invitados estaban en la ciudad en un viaje de la Starlight Children's Foundation: El deseo del niño era conocer a Thor. Hace dos días, Hemsworth pasó la tarde con los cuatro hermanos, nadando y jugando. Cuando la familia regresó al hotel, el niño se dio cuenta de que el autógrafo del actor en su nuevo martillo de Thor estaba manchado. Como el vuelo de vuelta a casa se retrasó, la madre preguntó si podían volver a la casa para que Hemsworth lo repusiera. A Hemsworth le preocupaba que pudiera parecer que había orquestado una escena de autoengrandecimiento e intentó planear que no lo viera.

En la playa, conozco a su mujer, Pataky, de ojos brillantes y encantadora, que se alegra de saber que yo montaba a caballo de niña, igual que India, llamada así por Indiana Jones. "Indy es la mejor amazona de la familia", dice Hemsworth. "Incluso cuando se cae, está más enfadada que asustada: ¡Súbeme de nuevo a ese caballo!".

Cuando India tenía cinco años, deseaba desesperadamente ser un dragón, me cuenta Hemsworth: "Una noche vino a verme con lagrimitas en los ojos y me dijo: 'Nunca podré ser un dragón. Haga lo que haga'. Y yo le dije: 'No, no lo creo, pero puedes irte a dormir y soñar con ser un dragón y con todas las cosas guays que podrías hacer'. Y ella dijo: 'Vale, ¡genial!', y se fue corriendo a la cama muy emocionada".

Ropa de Giorgio Armani y zapatos de The Row.

Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.
Camisa de Brioni.Fotografía de Gregory Harris; estilismo de Tony Irvine.

A la hora de dormir, Hemsworth solía leerle a India ¡Oh, cuán lejos llegarás! Incluso se hizo un tatuaje del personaje de Dr. Seuss en la cara interna del brazo izquierdo. Hace poco, decidió que el tatuaje era un poco cursi y empezó a someterse a sesiones de eliminación con láser. "Un día India preguntó: '¿Qué está pasando? ¡Se está borrando!'. Y yo le expliqué: 'Sí, quizá sea un poco cursi tener un personaje de dibujos animados en el brazo'. Entonces me dijo: '¡No! Nos encanta ese libro, y te hiciste el tatuaje por mí'. Así que el tatuaje se queda, borroso y descolorido”.

En la playa, Hemsworth opta por una montura Western para su yegua Dolly, llamada así en honor a Dolly Parton. Quiere proteger su espalda (al final acabará operándose dentro de un mes), así que cabalga en una especie de posición de cuarto de sentadilla que es dura para las rodillas. Entre carrera y carrera, hablamos de las películas que nos hacen llorar. Pataky elige La historia interminable. India no lo tiene claro, pero su madre dice que notó las mejillas húmedas cuando vieron El diario de Noa en la cama hace poco. Hemsworth dice que la familia tiene una cita anual con ¡Qué bello es vivir! y que, sin falta, la escena del farmacéutico hundido y afligido que abofetea a un joven George Bailey siempre le rompe el corazón. "No me haga daño en la oreja dolorida, Sr. Gower", gimotea Hemsworth citando la película. "Sé que está disgustado porque su hijo ha muerto". Jimmy Stewart, estamos de acuerdo, sí que era una estrella de cine.

Pataky sugiere dar una vuelta más antes de regresar a casa. India y yo encabezamos el pelotón y la chica me mira con una gran sonrisa. Vamos a galope tendido cuando me dice que siente que su caballo quiere más velocidad. Asiento con la cabeza y me inclino sobre el cuello de mi caballo, aflojo las riendas y suelto al animal. Y entonces solo se oye el ruido atronador de los cascos y la voz extasiada de India gritando que cree ver un halcón en la arena a lo lejos. ¿Es posible? Lo es, lo es, ¡es un halcón!

No me caigo del caballo y Hemsworth no tiene que lesionarse aún más la espalda intentando salvarme, y el sol es tan brillante y el agua tan azul. Los dos perros de un anciano intentan brevemente seguir el ritmo de nuestros caballos, y más adelante un padre sostiene a su bebé en brazos mientras chapotea con sus piececitos gordos en la orilla. Hemsworth está en algún lugar detrás de nosotros, contemplando toda la escena. Si es un buen padre, me dijo antes, es porque aprendió de los mejores. Así que aquí estamos todos, al borde del océano. La verdad de nuestras vidas es que nada está prometido, y todo nos será arrebatado, pero en este momento estamos impresionantemente vivos, y una niña de 11 años con una camiseta de dragón nos guía.

Peluquería: Luca Vannella. Grooming:Matteo Silvi. Sastre: Hasmik Kourinian. Set design: Colin Donahue. Producción: Camp Productions. Estilismo: Tony Irvine. Fotografiado en exclusiva para VF por Gregory Harris en Los Ángeles.